" Se iba apagando el día entre las piedras húmedas de la ciudad, a sorbos, como se consume
Ia-se apagando o dia entre as pedras úmidas da cidade, aos poucos, como se consome
el fuego en la ceniza. Cielo de cáscara de naranja, la sangre de las pitahayas goteaba entre
o fogo na cinza. Céu como casca de laranja, o sangue das pitahayas goteava entre
las nubes, a veces coloreadas de rojo y a veces rubias como el pelo del maíz o el cuero de
as nuvens, as vezes coloridas de vermelho e as vezes douradas como a pele do milho e o
los pumas. En lo alto del templo, un vigilante vio pasar una nube a ras del lago, casi
pelo dos pumas. No alto do templo, um vigilante viu passar uma nuvem beirando o lago,
besando el agua, y posarse a los pies del volcán. La nube se detuvo, y tan pronto como el
quase beijando a água, e posar aos pés do vulcão. A nuvem se deteve, e tão pronto, como o
sacerdote la vio cerrar los ojos, sin recogerse el manto, que arrastraba a lo largo de las
sacerdote a viu fechar os olhos, sem recolher o manto, que arrastava ao largo das
escaleras, bajó al templo gritando que la guerra había concluido. Dejaba caer los brazos,
escadas, chegou ao templo gritando que a guerra havia acabado. Deixava cair os braços,
como un pájaro las alas, al escapar el grito de sus labios, alzándolos de nuevo a cada grito.
Como um pássaro às asas, ao escapar o grito de seus lábios, batendoa-as de novo a
En el atrio, hacia Poniente, el sol puso en sus barbas, como en las piedras de la ciudad, un
Cada grito. No átrio, em direção ao poente, o sol se pôs em suas barbas, como nas pedras
poco de algo que moría. "
da cidade, um pouco de algo que morria.
Miguel Ángel Astúrias, escritor guatemalteco em "Lendas da Guatemala"
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